Los profesionales de la educación frecuentemente se encuentran frente a padres de familia de niños/as que tienen alguna N.E.E. (Necesidad Educativa Especial asociada o no con alguna Discapacidad) y que solicita a la institución educativa el ingreso, así como un trato igualitario de su hijo/a.
Además de pedir a la escuela – en caso necesario – algunas adecuaciones al programa curricular del grado que cursara su “pequeñito” … es entonces cuando surgen cuestionamientos tales como: ¿está “mi escuela” preparada para trabajar con un alumno/a con N.E.E.?, ¿… y sí al momento de trabajar con él o ella no alcanza a desarrollar las capacidades que el niño/a posee?, ¿no sería mejor sí se le nombrará un “monitor” que lo apoye?, etc…
Desde el año 2010 el programa “Escuelas de Calidad” propone seis condiciones a promoverse en el interior de las escuelas, con el fin de favorecer el proceso de inclusión de los alumnos y alumnas con discapacidad tales como:
1.- Informar y Sensibilizar (profesionales de la educación, familias y estudiantes)
2.- Actualizar permanentemente al personal de la institución educativa (temas de discapacidad, adecuaciones curriculares, evaluación psicopedagógica, entre otras)
3.- Responder de forma adecuada a los estudiantes (realizando una evaluación psicopedagógica, planificar con las correspondientes adecuaciones curriculares y dar seguimiento a ésta, así como proporcionar a los alumnos/as de recursos necesarios)
4.- Promover la participación de las familias (en este aspecto es importante vincularse activamente con los padres de familia de niños/as de la comunidad educativa. En el caso de de las mamás y papás que tienen hijos con discapacidad incluirlos en la formación y desarrollo de sus “menores”)
5.- Vincular a la escuela con otras instancias (Centros de Rehabilitación, Servicios de Educación Especial, etcétera) para brindar los recursos indispensables a los alumnos/as con algún tipo de discapacidad.
6.- Organizar a la escuela a favor de la integración
Una vez revisados los seis pasos anteriores, se puede ver que los actuales programas educativos presentan una forma de trabajar con este sector de la población de una manera en la que tanto el estudiante como el profesional de la educación aprendan mutuamente, es decir; que el primero “rompa con el miedo” de iniciar un cambio, y se demuestre así mismo que para iniciar un trabajo de inclusión educativa en su grupo lo primero que debe hacer es DESEARLO.
Una vez dado el primer paso su experiencia como maestro/a y las estrategias empleadas a lo largo de su práctica docente con otros alumno/as que quizá no tenían “una etiqueta o diagnóstico”, ´pero a quienes ayudó a aprehender y a desarrollar sus capacidades es lo que paulatinamente le brindarán confianza para vincular a más y más alumnos a programas educativos “regulares”.
Finalmente, hay que destacar que la inclusión educativa no es una “moda” o “capricho” de un programa educativo, sino una tarea que requiere la participación social, tal y como lo afirmó Jean Piaget al asegurar que…
“el principal objetivo de la educación es criar personas capaces de hacer cosas nuevas, y no repetir lo que otras generaciones hicieron” …
¡ATRÉVETE Y HAZLO!